la era de la colaboración
Las comunidades como la base del avance de la humanidad
Si no nos dimos cuenta aún la tendencia del siglo 21 gracias a la tragedia de la pandemia, difícil será que podamos entender este nuevo mundo.
¡Ey! Para un poco hermano que duro que comenzás este texto. Bueno, es cierto. Pero así tiene un golpe de efecto, ¿no? Puede ser.
Desde que en 2012 se me ocurrió intuitivamente acercarme a los espacios donde emprendedores y emprendedoras se juntaban para ayudarse, mi vida cambió. Encontré mi propósito a partir de conectar con otras personas con quienes compartía una pasión: el crear nuevas experiencias que transformen nuestra realidad.
El origen de Acámica
Al emprender en tecnología descubrí que los espacios de colaboración eran la moneda de cambio. Estos espacios, donde personas disfrutan de su vocación y se juntan voluntariamente, son lo que en la jerga tech se conocen como “comunidad”. La comunidad de tecnología, y sus sub-comunidades, es donde cualquiera puede sumarse a compartir sus conocimientos, sus ideas y experiencias, y así entre todos y todas aprender, hacer amistades, y claro, también surgen negocios, proyectos, y más.
Las comunidades no son cosa nueva. Son incluso uno de los avances más importantes que dieron paso a acelerar el desarrollo de descubrimientos científicos. Esto fue en el siglo 17 con la aparición de pequeños grupos de científicos que se juntaban a discutir ciencia. Por ejemplo, la Royal Society of London, fundada en 1660, tenía entre sus participantes a Sir Isaac Newton y, bueno, ya conocemos lo que sucedió después.
Así entonces aprendí la importancia de estos espacios y me permitieron crecer como persona, como profesional, y en consecuencia creció Acámica.
Volviendo al coronavirus entonces, vimos que cuando todo el mundo, literal, está en riesgo, debemos unirnos. Debemos conectar. Debemos ayudarnos. Es la única forma de poder cuidarnos y poder avanzar hacia una mejor versión de la humanidad. Intuitivamente millones de personas y organizaciones comenzaron a ayudarse, a apoyarse, a conectar, con un propósito común.
Esta lección que vivió el mundo lamentablemente a causa de una catástrofe, es lo más relevante que podemos tomar para que perdure.
Las comunidades no son un espacio, son personas que se abren a conectar y a potenciarse. Se animan a saber que tienen mucho para aprender y también que quieren hacer nuevos vínculos.
No solo personas, sino organizaciones.
Esto requiere de un mindset específico y de otras habilidades que mejor te las cuento en otro post. Mientras, quedate con esta idea: ¿hasta dónde crees que podríamos haber llegado sin colaboración?
Nos leemos en la próxima 😄
Pd: me podés encontrar en todos lados como @chonapuch ; conectemos y armemos comunidad.