¿Cómo vivimos en nuestra cabeza?
Últimamente intento prestar más atención al nivel de conciencia que tengo en cada momento de mi vida. Suelo estar haciendo cualquiera de mis actividades y pongo el foco en que tipo de pensamientos pasan por mi cabeza. Algunas veces suelo estar pensando en eso que estoy haciendo, y otras mi cerebro se encuentra imaginando posibles escenarios de mi futuro o recordando momentos del pasado. Todos los días practico frenar esos pensamientos a 0 y me río de mí mente intentando desesperadamente tomar el control y retomar los pensamientos, como si eso fuese lo importante. Porque si no pensamos, no somos, no existimos. Porque incluso cuando pensamos en "nada", algo estamos pensando. Porque tomar conciencia del ahora es condenado, sobre todo en este mundo - al menos en el mío - que nos educó para creer que para progresar y obtener soluciones hay que pensar, mucho. Que dedicando tiempo y sacrificio en las cosas nos volvemos productivos para avanzar en la vida. ¿Será tan así?
Lo que si considero interesantísimo es el poder que tiene nuestra mente cuando estamos realmente conectados con lo que estamos haciendo, pero si lo analizamos profundamente ¿Qué porcentaje de nuestro día creen que estamos enfocados en ese momento? ¿Cuánto tiempo por día nos sumergimos tanto en algo que nos atrae y le dedicamos nuestra atención plena? ¿Realmente elegimos en lo que pensamos?
Contamos con estudios científicos que afirman que el 95% de nuestros pensamientos, y por ende acciones, son en automático. Se habla de programas que venimos construyendo desde el vientre materno que nos van guiando a lo largo de nuestras vidas. Este sistema se va fijando con el tiempo y lógicamente nos resulta difícil cambiarlo. Muchas veces intentamos convencer a los demás de incorporar o abandonar un hábito, generalmente disfrazado de buscar una vida más saludable. Pero, ¿Qué ocurre cuando somos nosotros los que tenemos que hacer ese cambio? ¿De qué manera lo vamos a intentar si el 95% de lo que pensamos hoy, es igual a lo que pensamos ayer, y a lo que vamos a pensar mañana? ¿Cómo podemos hacer para profundizar en nuestra mente para salir del automático e intentar construir una nueva forma de pensamiento?
Muchas veces parece necesario llegar a una situación limite o de crisis en nuestras vidas para buscar un cambio. Puede ser una enfermedad que nos obligue a cambiar, que nos echen de un trabajo y quedar patas para arriba, quizás algún inconveniente familiar que nos fuerce a hacernos cargo de algo que no queríamos, o una pandemia. No hace falta que sea algo dramático, pero sí una circunstancia que no queríamos enfrentar o que veníamos evitando la cual nos lleva a salir de nuestro confort para intentar resolverlo. Es en esos momentos límite que nos encontramos con una energía que, si bien desconocíamos, nos permite luchar y romper nuestras estructuras formadas para poder construir nuevas. Corremos a un costado nuestras costumbres y tomamos las riendas del asunto por lo general, hasta encontrar una solución. Luego, esa energía puede tomar dos caminos: se vuelve una normalidad en nuestras vidas o una vez terminado el conflicto desaparece y volvemos a nuestros programas viejos.
Al hablar de estos temas me dan ganas de leer y conocer más sobre este enorme mundo que hay dentro de cada una de nuestras cabezas. Pero lo que más me interesa es seguir indagando en mi propia mente para descubrir realmente qué es lo que hay de fondo empujando para que las cosas sucedan como yo quiero. Cada día estoy más convencido que esa energía es la que decide lo que pasa en nuestras vidas y que cada uno de nosotros tiene el poder de conocerla para poder elegir cómo vivir. Creo que todos queremos lograr ser nuestra mejor versión y para ello, debemos tomar conciencia de nuestros pensamientos para poder observar con claridad hacia dónde queremos ir. Conocemos lo importante que es la mente, ¿cuánto tiempo dedicamos por día para cuidarla?
Los invito a concientizar los pensamientos que tienen en el día. ¿Quién sabe? Quizás nos podemos sorprender con el poder que tiene nuestra consciencia sobre las cosas que suceden en nuestras vidas.