Historias y Mitos UBA - Episodio 2 - El ¿suicidio? del Arquitecto - Facultad de Ingeniería
Fallas en la planificación, falta de presupuesto, un suicidio que no fue y mucha, pero mucha incertidumbre. La Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires muestra sus credenciales y evidencia que tiene todos los atributos para ser lo que es, una leyenda urbana viviente. Ponete cómodo y sumergite en nuestra historia de hoy.
La historia nos lleva a mediados del siglo XX, asomaba la primera guerra mundial y una jovial Argentina que cumplía sus primeros 100 años. Por ese motivo, nuestra querida UBA decide llamar a concurso para decidir quién sería el afortunado de encarar el proyecto de construcción de la facultad de Derecho, la cual estaría ubicada en la Avenida Las Heras y Pueyrredón (exacto: donde hoy está Ingeniería).
El Concejo Deliberante elige a Arturo Prins como pionero de la ardua tarea y el notable arquitecto acepta la propuesta, prometiendo cumplir -aunque poco convencido- con las expectativas exigidas: un edificio sin precedentes, de estilo gótico; para ello viajó a Europa y se empapó de conocimiento.
A comienzos de la obra todo marchaba sobre ruedas hasta que la Primera Guerra Mundial azotó al primer mundo y se empezó a hacer difícil conseguir ciertos insumos elaborados en el Viejo Continente, necesarios para la construcción deseada. Pero Prins, zorro viejo, no se detuvo: reemplazó cúpulas por torres y ladrillo por hormigón para ajustar el presupuesto y así continuar con el encargo.
Lamentablemente, la plata siguió escaseando y la construcción debió verse interrumpida varias veces hasta incluso ser abandonada a mediados de 1938. La entonces inconclusa Facultad de Derecho era un fiel reflejo de América Latina: un proyecto auspicioso, monumental y sin precedentes el cual se veía azotado y menoscabado por las constantes crisis económicas.
Pero, ¿cómo es entonces que hoy sí hay una facultad en ese terreno? La cuestión es así: con lo que se llegó a construir hasta 1938, sumado a varias refacciones y puestas a punto, la facultad pudo abrir sus puertas y funcionar como lo sigue haciendo hasta el día de hoy. Eso sí, el edificio no está terminado y es por esto que si mirás para arriba notarás que le faltan las cúpulas. Hoy miles de ingenieros se reciben año tras año en el inmueble sito en pleno barrio porteño de la Recoleta (sí, ingenieros, porque la UBA terminó edificando la Facultad de Derecho sobre Figueroa Alcorta, a unas pocas cuadras, pero eso es otra historia...) y la leyenda de Prins, su frustrado proyecto y la crisis galopante se encuentra igual de latente que el primer día.
PD: ¿el arquitecto no se había suicidado? Lamento informarle a nuestros morbosos lectores que eso jamás sucedió. Si bien es cierto que Prins entró en una gran depresión por no poder concluir su obra maestra, hay registros que constatan que falleció en el Sanatorio Podestá rodeado de seres queridos. Final feliz para nuestra leyenda del día de hoy, si quieren llorar vean Bambi. Será hasta la próxima.
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