Sweater Weather
Cuando escucho su nombre se me dispara la imagen de un día ventoso, de esos en los que las nubes parecen difusas y hasta infinitas.
También respiro el aroma a la resina de las acacias, a veces escucho el sonido de nuestra respiración entre hojas que remolinean en esos días de otoño en los que los que nada cruje, y otras simplemente es el ruido del silencio.
Silencio que a veces proyecta en tus retinas eso que genera el entender que todo es efímero, y otras, no es más que tu casi constante sentido de la inmortalidad.
Creo que te escribo para decirte que siempre me causaron mucha gracia tus medias de paltas, la camiseta celeste y la gorra negra que usas esos días en los que de antemano todo es ganar.
A lo mejor no te diste cuenta, acá no encuentro flores como en la montaña, en días de lluvia hay pocos paraguas, y no entiendo si soy yo o si en el subte la gente tampoco puede respirar.
Ah, ¿te dije que acá la gente habla mucho de soñar?
Encontré una foto de esas que me decís que cualquiera dejaría pasar. Hay algunas flores violetas, distorsionadas, y no sé, siempre que veo el Cantábrico siento que respiro la sal.
¿Recordás las tardes en el faro?
A veces me siento en la calle y tiro de latas vacías debajo de los autos al pasar. Y sé, que tu sweater de otoño trae silencios, que las distorsiones a veces son claras y que nada va a ser por azar.